¡Que no recorten nuestra salud este verano!

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¡Otro verano y otra vez la misma historia: hospitales y centros de salud bajo mínimos, que no recorten nuestra salud este verano!

Otro verano y otra vez la misma historia: hospitales y centros de salud bajo mínimos, nuestra salud en peligro y la población desprotegida. ¡Qué rabia da!

La Generalitat catalana ha anunciado que hospitales como el de Vall D´Hebron van a reducir hasta un 30% su capacidad operativa, ¡cerrando 300 camas! Y si vives en barrios populares como Nou Barris en Barcelona, ​​prepárate para esperar un mes para ver al médico de cabecera. ¿En serio? Esto no es una excepción, es la norma en toda España.

En el País Vasco, Osakidetza avisa que de junio a septiembre menos de la mitad de los centros de salud van a funcionar con normalidad. Horarios reducidos, cierres parciales y hasta clausuras completas durante todo el verano. ¿Nos tomamos el pelo?

Y el consejero de sanidad de Castilla y León ya nos dice que tendremos «un verano de recortes» donde la asistencia sanitaria va a ser «enormemente insatisfactoria». ¡Vaya consuelo!

¿Y por qué pasa esto cada verano? Porque faltan médicos y personal sanitario. Los recortes no solo no se han revertido, sino que siguen ahí, dándonos en toda la cara. Los profesionales se van de vacaciones y no hay nadie para sustituirlos. Nuestro sistema sanitario se satura aún más.

¿Qué soluciones nos ofrecen? Las comunidades autónomas, en su mayoría bajo el mando del PP, quieren usar a los MIR que aún están en formación. ¡Eso es ilegal! No quieren contratar más médicos, punto. Y el ministerio de Sanidad, en manos de Sumar, se lava las manos y dice que cada autonomía debe prever y planificar su verano. ¿En serio? Mientras se echan la culpa unos a otros, nadie toma medidas reales para solucionar los problemas de fondo.

Somos la cuarta economía de la UE por volumen de PIB, pero estamos en el puesto 14 en gasto público en sanidad. El medio de gasto público sanitario en la zona euro es del 8,3% del PIB, mientras que en España solo llega al 7,3%. Un punto menos. Para igualarnos con la media europea, necesitamos gastar 13.500 millones más cada año en sanidad.

Esto es lo que se debe solucionar. Y se puede hacer ya, redistribuyendo la riqueza. Si bancos, monopolios y capital extranjero pagaran los impuestos que les tocan, habría dinero suficiente para mejorar nuestra sanidad pública.

¡No más recortes! ¡Nuestra salud no se toca!

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