Libertad para los 6 de la Suiza: hacer sindicalismo no es delito
En el corazón de Gijón, una ciudad obrera por excelencia, se está librando una batalla que trasciende los límites de una simple disputa laboral. Los «Seis de la Suiza«, como se les conoce ahora, han pasado de ser simples trabajadores de una pastelería a convertirse en el emblema de la resistencia contra la opresión capitalista y la represión sindical en España.
El Levantamiento de las Masas (No las de Hojaldre)
Corría el año 2017 cuando los empleados de La Suiza, hartos de ser tratados como ingredientes desechables en la receta del beneficio empresarial, decidieron plantarse. ¿Su crimen? Atreverse a exigir condiciones laborales dignas y un convenio que no fuera un chiste de mal gusto. La respuesta de los dueños fue tan predecible como el sabor de un croissant rancio: llamar a la policía.
Lo que siguió fue un espectáculo digno de la peor tradición franquista. Seis trabajadores, culpables del atroz delito de defender sus derechos, se enfrentan ahora a penas de entre tres y cinco años de cárcel. Aparentemente, en la España «democrática» del siglo XXI, es más grave alzar la voz contra la explotación que roba millones a manos llenas.
La Solidaridad, Ese Ingrediente que No Caduca
Pero si los poderosos pensaban que podrían digerir fácilmente este bocado de injusticia, se equivocaron. Gijón ha demostrado que la solidaridad de clase es un plato que se sirve caliente y en grandes cantidades. Las calles se han llenado de un festín de resistencia, con sindicatos, colectivos antifascistas y ciudadanos de a pie uniéndose en un banquete de protesta que ha dejado a más de uno con indigestión en los despachos del poder.
CNT, CGT, CCOO… El alfabeto sindical al completo ha mostrado sus colores, y no son precisamente los del arcoíris capitalista. «No es casualidad que se persiga a aquellos que luchan», declaran desde la CNT, dejando claro que este pastel de represión tiene un sabor amargo que no están dispuestos a tragar.
Un menú variado de opresión
Pero no os equivoquéis. Esta no es solo una lucha de delantales y gorros de chef. Feministas, colectivos LGTBI+ y defensores de derechos humanos han reconocido en los «Seis de la Suiza» el reflejo de sus propias batallas. Porque, al final, todas las luchas contra la opresión tienen el mismo sabor a revolución.
El Postre: Una Cucharada de Realidad
Mientras la justicia burguesa afila sus cuchillos para servir lo que promete ser un plato frío de venganza clasista, el apoyo a los «Seis de la Suiza» sigue creciendo como la espuma de un capuchino bien montado. Cajas de resistencia, charlas y actos de solidaridad demuestran que, cuando se trata de luchar contra la injusticia, el proletariado sabe cómo ponerse las pilas.
En un mundo donde las reformas laborales son más flexibles que la masa de un hojaldre, los «Seis de la Suiza» nos recuerdan que la lucha de clases sigue siendo el plato principal en el menú de la historia.