¿Delincuentes juveniles o jóvenes sin recursos?

La delincuencia juvenil no es un término desconocido, pero sí manoseado. Se ha convertido en una etiqueta general para hablar de delitos cometidos por jóvenes, sin entrar en cual es el auténtico caldo de cultivo: la situación de precariedad y la falta de recursos educativos para tratar este problema.

El término “delincuencia juvenil” se ha utilizado desde casos mediáticos los de José Rabadán en el año 2000 popularmente conocido como el “asesino de la catana”, el caso de Marta del Castillo hace ya casi siete años, el caso del joven que mató a un profesor con una ballesta en Barcelona…hasta delitos cometidos por jóvenes de barrios marginales. Todo menos tratarlo como lo que realmente es.
La delincuencia juvenil es bien diferente. No se caracteriza por casos mediáticos de gran gravedad o jóvenes problemáticos de los bajos fondos, tiene unos rasgos generales estudiados por la Criminología, que lo caracteriza como un fenómeno normal y ubicuo durante el transcurso de la adolescencia en que los jóvenes prueban nuevas conductas sin importar el barrio o familia. Suelen ser delitos de baja gravedad, con carácter de bagatela como pequeños hurtos o vandalismo de poca intensidad, conductas en general transitorias y que no tienen repercusión en la vida adulta.

Pero no todos somos iguales. Existen “factores de riesgo” que influyen de forma distinta en unos menores o en otros para delinquir y que pueden variar. Uno de los más influyentes es el entorno, donde las personas desarrollamos nuestra vida y pueden aparecer la falta de motivación, de valores, los pocos recursos laborales…
En los últimos diez años se ha recortado más del 35% del gasto destinado a educación y empleo. Las trabas para el acceso a estudios superiores o la dificultad de encontrar trabajo suponen un presente y un futuro muy complicado para algunos jóvenes, una de sus consecuencias es el aumento de la delincuencia en barrios con menos recursos. En el último anuario del Ministerio del Interior, la delincuencia juvenil en números generales no ha aumentado, pero sí aquellos relacionados con hurtos y contra la propiedad, delitos relacionados con la obtención de recursos económicos.
Ante esto, ¿qué recursos educativos se ofrecen para trabajar con estos menores? Cada vez menos, con suerte se pueden comenzar a tratas estos problemas cuando están ya en la base de datos del sistema judicial, cuando han cometido actos criminales. Y cuando se hace es con medidas de internamiento en centros de menores o con trabajos comunitarios.
No se disponen de los suficientes recursos para trabajar con el entorno de los jóvenes: familia, barrio, situación económica…La realidad es que las adversidades a las que se enfrentan algunos jóvenes como consecuencia de la precariedad son brutales, que acaban recurriendo a la criminalidad.

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