Del ‘caso Koldo’ al ‘caso Ábalos’
La verdadera dimensión que ha tomado ya este escándalo solo se puede comprender teniendo en cuenta que Ábalos jugó un papel decisivo como miembro del pequeño grupo que llevó a Sánchez a ganar las primarias del PSOE en 2017 y se convirtió en su mano derecha. Es un golpe a un gobierno que nació de una moción de censura en la que Ábalos fue elegido por Sánchez para defenderla y cuyas derivadas y consecuencias políticas son aún imprevisibles. Este caso ya es el “caso Ábalos”.
Según el informe de la UCO, el exministro habría utilizado sus relaciones con otros ministerios (como el de Interior o Industria), gobiernos regionales (Canarias o Baleares), con otras instituciones (como la Federación de Fútbol) y con dirigentes y altos cargos (como Víctor Francos, jefe del gabinete del entonces ministro de Sanidad, Salvador Illa) para contribuir a crear la red corrupta en torno al empresario Víctor de Aldama.
Aldama, el corruptor, dueño de la empresa Soluciones de Gestión, con negocios en varios países iberoamericanos, entre ellos Venezuela, y expresidente del Zamora CF sería el conseguidor de la trama, que habría obtenido más de 60 millones de euros en ingresos por contratos con las mascarillas en los momentos más dramáticos de la pandemia.
Koldo García, el tercer hombre clave de la trama, militante socialista recomendado por el actual secretario de Organización del PSOE,Santos Cerdán, chófer y asesor del ministro Ábalos sería el intermediario, el que mantenía los contactos directos en nombre de Ábalos con representantes institucionales, con Aldama y otros dirigentes.
Pero la principal conclusión del informe de la UCO es el papel que atribuye a José Luís Ábalos. El informe lo sitúa en el epicentro de la trama donde juega un papel “relevante y de responsabilidad” en su relación directa con Koldo García y Aldama. Configurando una trama que anidó en el ministerio de Transportes y que recurrió “al soborno y al tráfico de influencias para facilitar sus actividades delictivas y obtener beneficios económicos”.
Las operaciones de la trama
La información aportada por la UCO y las estimaciones de la Fiscalía Anticorrupción arrojan luz sobre los negocios de los corruptores de la red y las contraprestaciones pagadas a los corruptos.
Los hechos evidencian cómo funcionaron los contactos institucionales del tándem Ábalos-Koldo, gracias a los cuales Aldana tuvo vía libre.
Los contratos de las mascarillas. Firmados con la mercantil de Aldama, Soluciones de Gestión, las adjudicaciones públicas, anotadas por Aldama en su ordenador, llegaron a sumar unos 60 millones de euros. Con empresas dependientes del ministerio de Transportes: Puertos del Estado por 20 millones y Adif, 12,5 millones. Con el ministerio del Interior por 3,5 millones. Otros 12,2 millones con el gobierno de Canarias y 3,7 millones con Baleares. Una operación de 7,5 millones con Correos no llegó a culminarse.
Más de 16,5 millones en comisiones y mordidas. Según la Fiscalía Anticorrupción Aldama se habría embolsado por comisiones hasta 5,5 millones y otro empresario, Juan Carlos Cueto, 9 millones.
El asesor de Ábalos, Koldo García, al que Aldama entregaba 10.000 euros mensuales, incrementó su patrimonio en 1,5 millones.
Las contraprestaciones recibidas por Ábalos aparecen como pagos en especie: la compra de un chalet en Cádiz, cerca de Sotogrande para disfrute del exministro, adquirido por Aldama por 526.000 euros a través de un testaferro; y los más de 82.000 euros pagados durante más de dos años (2.700 euros/mes) por el alquiler del piso de lujo en el edificio Torre de Madrid de “Jessica”, la pareja de Ábalos.
Hay que tener en cuenta que Ábalos no está siendo investigado, ya que mantiene su acta como diputado en el Grupo Mixto, está aforado y solo puede ser investigado por el Tribunal Supremo. Lo que recoge el informe que le incrimina sale de los teléfonos, ordenadores y documentos intervenidos a Koldo y Aldama.
El rescate de Air Europa. Ábalos fue clave para el rescate de la aerolínea en 2020 por 435 millones de euros, según las conversaciones halladas en los móviles de Aldama y Koldo. En uno de esos mensajes Aldama le comunica a Javier Hidalgo, el consejero delegado de Globalia, dueña de Air Europa, que Ábalos había hablado con el presidente del gobierno sobre el rescate y que “Ya le ha llamado el 1”. Aldama, como asesor del grupo Globalia recibió 36.300 euros solo tres días después del rescate.
El extraño viaje. Una de las operaciones sobre las que el sumario arroja luz pero deja muchas incógnitas, es el extraño viaje secreto de la vicepresidenta venezolana, Delcy Rodriguez, a Madrid en enero de 2020. Ábalos habría organizado el viaje, comunicándolo al presidente vía wasap . Pero Aldama sería el auténtico muñidor de la visita y en el fondo podría estar los asuntos del empresario relacionados con la compraventa de oro venezolano. Aldana llegó a negociar con el gobierno de Venezuela la compra de 107 lingotes de oro por valor de 70 millones desde Moscú a Caracas.
Comunicaciones seguras. Aldama habría pagado más de 88.000 euros a Rubén Villalba, guardia civil investigado en la causa, para que le suministrara terminales libres para las comunicaciones de la trama frente a posibles pinchazos policiales o judiciales.
Un caso abierto
Esto no ha hecho más que empezar
Los hechos recogidos en el informe de la UCO, que dejan a José Luís Ábalos al borde de la imputación por el Tribunal Supremo, ponen en juego la credibilidad de Sánchez y del gobierno. El informe lejos de cerrar las investigaciones deja abiertos muchos hilos de los que tirar, sobre todo si acaba imputado en el Supremo y pasa a ser investigado.
Cuando estalló como “caso Koldo” Sánchez y el PSOE tomaron distancias con Ábalos, suspensión de militancia, exigencia de su acta de diputado y expulsión del grupo parlamentario. Desde Moncloa y Ferraz trataron de levantar un cortafuegos: “Está fuera y fuimos ejemplares desde el primer momento” cuando aparecieron los primeros indicios de corrupción. Y ahora el presidente Sánchez dice: “No va a haber impunidad. Hay una determinación de que quién la haga la pague”.
Todos los intentos del gobierno y del partido socialista por mantener los cortafuegos levantados en los últimos ocho meses están saltando por los aires.
Sánchez nunca dio las razones de la destitución fulminante de Ábalos. Y ahora la opinión más extendida es que se empieza a entender por qué dejó fuera del gobierno y del partido a uno de los principales dirigentes socialistas de su entorno.
El papel del presidente en la extraña visita de la vicepresidenta venezolana Delcy Rodríguez, cuando tenía prohibido pisar suelo europeo, sigue siendo una gran incógnita. Recibida en secreto por el ministro Ábalos una oscura noche de enero, en pandemia, en el aeropuerto de Barajas, llena de misterio, maletas y un trasfondo de negocios turbios con el oro…
Y sobre todo hay preocupación en las sedes del PSOE y del Gobierno a que un Ábalos imputado e investigado en el Supremo, acabe destapando hechos o relaciones ocultas de la trama que puedan acabar por hundir la frágil credibilidad del poder socialista y del presidente que llegó por una moción de censura contra la corrupción.