CAMINOS DESDE LA INCERTIDUMBRE (GR-21)

CAMINOS DESDE LA INCERTIDUMBRE (GR-21)

Naiara Fernandez y Abel Ruiz

En algún momento de nuestras vidas todos hemos sentido incertidumbre, pero esto se ha convertido en la cotidianeidad de nuestra generación. Una incertidumbre que está presente en todo momento y que nos acompaña en cada paso. Una incertidumbre que se presenta en nuestros cuerpos de distintas formas y que no está causada por un solo factor. Sino por muchas interconexiones en el ámbito social, político y personal.

Hablamos de incertidumbre presente en un sistema que nos precariza a diario. Que explota nuestros cuerpos y nuestras mentes, para producir y seguir produciendo. Un sistema en el que se ponen por delante los beneficios económicos de unos pocos a la salud y el bienestar de la mayoría. Y es en este punto donde encontramos la interconexión entre diferentes luchas sociales que llevan años reclamando justicia.

Justicia para poder vivir dignamente, para poder tener un hogar donde no debas preocuparte por los suministros básicos; donde la pobreza energética no te obligue a convivir con las olas de frío. Justicia para acabar con el patriarcado que asesina a las mujeres a diario. Justícia contra el racismo institucional que considera ilegales a las personas mientras las quiere como trabajadoras precarizadas en los campos. Estas luchas se entremezclan contra un mismo sistema que oprime para seguir lucrándose con diferentes caras, pero siempre con un mismo fin. Lo vemos claro en el movimiento por la vivienda: los mismos fondos de inversión que mercantilizan un derecho básico usurpan tierras del nodo rural, deforestandolas y plantando monocultivos para su uso en macrogranjas o biocombustibles.

Hablamos de incertidumbre futura en un sistema al borde del colapso ecológico, con una crisis climática acechante. Es en este punto donde el ecologismo se enraiza con el resto de luchas para poder garantizar un futuro digno. La crisis climática es un hecho innegable que ya nos está afectando y nos afectará cada vez más en los próximos años. Sus consecuencias son múltiples y muy diversas; desde el aumento de fenómenos meteorológicos extremos hasta la desertificación de las tierras, haciéndolas inviables para los cultivos, pasando por las migraciones climáticas y la proliferación de enfermedades infecciosas. Son todas estas consecuencias las que provocarán que las desigualdades que ya existen en la actualidad sigan aumentando a un ritmo desenfrenado.

Las jóvenes luchamos para garantizar vidas dignas en el presente y en el futuro, demandando justicia climática, efectiva y para todas. Para que dejen de robarnos el tiempo presente y futuro con falsas promesas de reducción de emisiones. Luchamos para que las grandes empresas y oligopolios que llevan años lucrándose a nuestra costa no acaparen los fondos europeos para la recuperación, para que no sigan perpetuando las múltiples crisis. Necesitamos y queremos que estas inversiones puedan ir destinadas a proyectos realmente transformadores, resilientes y con un impacto social, de género y ecològico. Una justicia climática que repare los daños en las poblaciones del Sud Global ante las prácticas de biopiratería por parte de empresas y países colonizadores del Norte Global.

Por eso sabemos que es tiempo de actuar. De organizarnos, con una mirada ecofeminista; cada una con nuestros propios tempos, adaptándonos a nuestra propia realidad y cotidianeidad. De resistir; de ser soberanos a la hora de emprender soluciones y proyectos ecosociales. Y de movilizarnos; recordando las victorias ganadas en las calles y sin perder nunca el grito reivindicativo.

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