No al rearme de la OTAN. Estamos en una encrucijada histórica. La Unión Europea, nacida como proyecto de paz y cooperación

Estamos en una encrucijada histórica. La Unión Europea, nacida como proyecto de paz y cooperación, se pliega ahora a un plan de rearme valorado en 800.000 millones de euros. ¿Qué intereses defiende? Desde luego, no los de los pueblos europeos. Esta escalada militar es una exigencia directa de Estados Unidos, que busca mantener su hegemonía global a costa de nuestra soberanía.

Bajo el paraguas de la OTAN, Europa deja de ser un actor autónomo para convertirse en base operativa de la superpotencia estadounidense. El complejo militar-industrial norteamericano ya cuenta con su próxima gran inyección: nuestros presupuestos públicos.

España: de la sanidad al tanque

Hasta hace poco, el Gobierno español mantenía que alcanzar el 2% del PIB en gasto militar sería una meta para 2029. Pero las presiones de la OTAN y las visitas diplomáticas de altos cargos norteamericanos han surtido efecto. Pedro Sánchez ha cedido, anunciando que se alcanzará esa cifra este mismo año, con un aumento de 10.471 millones de euros en gasto militar.

No solo se está duplicando el presupuesto militar. Se está desviando dinero del Fondo de Contingencia, que debería estar destinado a emergencias y protección civil, para alimentar la maquinaria bélica. En resumen: se recorta en derechos sociales para financiar la guerra.

No es Europa rearmándose, es la OTAN ocupando

No caigamos en la trampa. No existe un “pilar europeo” dentro de la OTAN. Quien manda es Washington. Lo llaman autonomía estratégica mientras nos atan a decisiones tomadas al otro lado del Atlántico, sin consulta democrática, sin debate, sin alternativa.

El rearme no es defensa. Es sumisión.

¿Qué queremos entonces?

Queremos una Europa de paz, capaz de defenderse sin convertirse en vasalla de ninguna potencia. Una Europa que no elija entre imperios, sino que apueste por una vía propia, democrática y justa.

Queremos una posición firme frente a todas las agresiones. Condenamos la invasión rusa de Ucrania y apoyamos al pueblo ucraniano en su derecho a defenderse. Pero no aceptamos que ese apoyo se convierta en una excusa para militarizar nuestras sociedades.

Queremos una paz justa en Palestina, basada en el alto el fuego y en el reconocimiento del Estado palestino. Ni terrorismo ni genocidio.

Y no queremos que el destino de Europa lo decidan Trump, Putin o Netanyahu. No al trío de la muerte. Sí a la soberanía, a la democracia y a la paz.

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