Frente al empobrecimiento de una generación, la alternativa es redistribuir la riqueza.

Los datos son demoledores. Según datos de El País, más de 2,5 millones de jóvenes en España viven hoy en situación de pobreza o exclusión social. Una generación entera empujada a la precariedad, atrapada entre salarios que no llegan a fin de mes, alquileres imposibles y la incertidumbre de un futuro cada vez más lejano.
El gobierno presume de que “la economía va como un cohete”. Pero esa supuesta bonanza no se nota en los bolsillos de la mayoría. Como señala el último informe de Cáritas —basado en el trabajo de más de 140 investigadores de 51 universidades—, la desigualdad se ensancha, la clase media se erosiona y la vivienda se ha convertido en el epicentro del empobrecimiento. El alquiler es “una trampa de pobreza” y la precariedad laboral ya afecta a casi la mitad de la población activa (47,5%).
La juventud lo vive en carne propia: contratos temporales, falsos autónomos, prácticas sin remunerar, alquileres que devoran más de la mitad del sueldo y la sensación creciente de que, por primera vez, viviremos peor que nuestros padres. No se trata de una casualidad ni de un “fallo del sistema”: es el resultado directo de un modelo económico que concentra la riqueza en manos de una minoría a costa de empobrecer a la mayoría.
Un modelo que roba el futuro
Mientras los bancos baten récords de beneficios y los grandes monopolios reparten dividendos históricos, millones de jóvenes sobreviven con sueldos que apenas cubren lo básico. Esa es la cara real del capitalismo español subordinado al hegemonismo norteamericano: una economía que crece, pero para unos pocos, y que deja a la juventud sin horizonte.
La precariedad no es un destino inevitable. Es la consecuencia de políticas que protegen a los poderosos y cargan sobre nuestras espaldas el peso de la crisis, la inflación y la especulación inmobiliaria. Lo que se está produciendo es una transferencia masiva de riqueza desde el 90% de la población hacia una oligarquía que se enriquece a nuestra costa.
Nuestra alternativa: redistribuir la riqueza
Desde la Juventud de Unificación Comunista de España, afirmamos que sí hay alternativa.
Una alternativa que pasa por redistribuir la riqueza: que paguen bancos, monopolios y grandes fortunas, los mismos que se benefician del trabajo y del empobrecimiento de la mayoría.
Redistribuir la riqueza no es solo una cuestión de justicia, sino una necesidad para garantizar el futuro del país y de su juventud.
Exigimos una política económica que ponga los recursos del país al servicio de la mayoría, no de una minoría privilegiada. Que asegure empleo estable y vivienda accesible. Que invierta en educación, sanidad y cultura. Y que recupere la soberanía económica frente al capital extranjero que impone su saqueo.
Porque si esta generación está condenada a vivir peor que sus padres, no es por falta de riqueza, sino por quién la acapara.
