Tu casa: un lujo que el sistema te niega

En pleno siglo XXI, vivimos atrapados en una paradoja: trabajar duro, tener sueños y, aún así, no alcanzar un techo propio. Para buena parte de los jóvenes en España la emancipación se ha convertido en una quimera. Los salarios estancados, los contratos precarios y los precios de la vivienda fuera de toda lógica son la receta perfecta para perpetuar la dependencia. Como asegura el informe del Consejo de la Juventud de España, apenas un 14,8 % de la juventud ha logrado emanciparse, la cifra más baja desde 2006.
No es culpa de la juventud, sino de un sistema que pone los beneficios privados por encima del derecho básico a un hogar. Los fondos buitre, los grandes tenedores y los bancos han convertido la vivienda en su terreno de juego. Mientras se llenan los bolsillos, los hogares trabajan y resisten. Se nos culpa de “vivir por encima de nuestras posibilidades”, pero la realidad es que el sistema ya ha decidido que no podamos simplemente vivir.
¿Cuál es la alternativa?
La buena noticia es que existen propuestas concretas para romper este círculo vicioso. Lo que falta es voluntad política. Entre las medidas planteadas se encuentran:
- La creación de un gran parque público de viviendas, accesible y ajustado a los salarios reales de la juventud. No se trata de ayudas puntuales que alivien hoy y desaparezcan mañana, sino de viviendas estables de calidad.
- Leyes que frenen la especulación: prohibir o limitar que los fondos buitre y grandes propietarios se conviertan en dueños de miles de viviendas vacías a la espera de revalorización.
- Reconocer que tener un techo no debe ser un lujo, sino un derecho social: que el acceso a una vivienda digna no dependa únicamente de lo que puedas pagar en el mercado.
Estas propuestas no son utópicas: son factibles y urgentes. Lo que falta es romper con el silencio de la complicidad política que ha permitido que la vivienda se transforme en mercancía.
Si eres joven, trabajador o estás en proceso de emanciparte (o deseando hacerlo), este mensaje te va directamente: mereces algo mejor que arrastrar contratos basura y gastar más del 40 % de tu salario en alquiler. No es aceptable que quienes producen, quienes crean valor, sigan sin acceso real a algo tan básico.
Haz que se escuche: exige vivienda, exige políticas públicas reales, exige que la vivienda sea para vivir, no para especular. Porque la casa debe ser nuestro refugio, no una hipoteca de por vida.
